Que congoja
Que miedo
Que dolor
La noche me arropo con su lúgubre manto,
y pasaron las horas, el dia, con el corazon en mis manos sangrando
y a Dios de rodillas suplicando…
Padre celestial no permitas partir esa su profunda mirada
que me hace girar cual golondrina en el mar revolotear.
Con el cuerpo tembloroso mis labios no pueden susurrar dulces melodías
de mi corazón para ti entregar,
Envuelta en mi impotencia un grito de alegría a Dios pude enviar
al despertar de este sueño y a mi amor en mis brazos pude besar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario