martes, 10 de septiembre de 2013

tan frágil



A hermosa se trasformaba mi madre, cuando se sentaba a coser mi vestido de  “Primera Comunión”, blanco como el alma de los pájaros, blanco como la leche maternal que alimenta en salud a la humanidad que sabe amar.
Colocaba su blanco y delgado pie sobre el pedal de su máquina de coser Synger,  la aguja  ese su corazón, corría  enlazando sus sueños como el encuentro con el Padre Celestial. Observaba y me hacia invisible, flotaba en el espacio, iba y venía, así de pronto desaparecía.
Los días transcurrían y no  lograba el sueño conciliar. Solo añoraba ese momento en el cual todo mi cuerpo virginal sería cubierto con el éxtasis viscoso en forma de traje de mujer.
La espera era inmensa, será que nunca  la costura iba a terminar, ¿Cuándo con el mi cuerpo cubriré?
Gruí, gruí, suena el motor de la maquina synger de mi madre.
Gruí, gruí  y la aguja corre,  el hilo dibuja un vestido fino, de brillante seda de papel. Gruí, gruí  ese sonido rápido, seguido, desbocado, que corre a gritos sobre el papel adolorido, en un penetrar forzoso rompe el hilo, ella suelta la tela, doy un paso hacia adelante, toma desquiciada la tijera y ella enfurecida me corta como si fuese de tela.
Siempre la quise evitar y así lograba volar, siempre lo pude muchas veces lograr, subir, flotar hacia el infinito, me perdía así mi alma se sentía protegida.
Llegó el gran día, era tal mi alegría que me sintiá muy grande, transparente, la bella niña mujer, cubierta de rosas blancas. Si era gigante como la esperanza, del tamaño de los sentimientos.
Arrodillada en el último puesto de la iglesia a todos mis compañeros como ángeles pude ver, pero yo  ese día era la gran y más bella mujer, que a Dios conmigo quería tener.
No hubo festejo, nada, a solas en el callejón de casa, mi tristeza no podía entender.

martes, 6 de agosto de 2013

EL PILAR


Cuando mi papá me llevo por primera vez al colegio me sentía extraña, asustada sin sabiduría, siempre me percibía así.

Caminamos y caminamos y así al colegio llegamos, este era semejante a un monasterio, grande e imponerte como la altivez de los caballos que patean cuando caen en lo profundo del hoyo, se levantan, cabalgan erguidos y libres su sendero.

Salió a nuestro encuentro una virtuosa monja de sonrisa bondadosa, rostro redondo y rosado. Dulcemente me tomo de la mano y condujo a un salón de clases, me dio papel, lápiz y muchos creyones de los mas bellos colores, no hubo intercambio de palabras en ningún momento, solo intercambio de fijas miradas, la ausencia de sonidos era abismal, cerrando la puerta me dejo sola en el lugar.

Pinte un majestuoso mar azul furioso, su oleaje bailaba y giraba al compás de la música de aves sonora enfiladas en el infinito cielo celestial. Perdida y tan sola como ese sentimiento de aislamiento y desamparo pinte un barco blanco en medio de ese mar en su triste soledad.

Se acababan las horas mientras dibujaba lo que era mi imaginaria evaluación. Oí de cerca las voces de papá y la monja, entraron al salón de clases.
Papá: Lili ya nos vamos.
Monja: Hasta mañana Dilida.
Lili: Me despedí con la mirada embobada.

Al llegar a la casa, papá le comenta a mi madre. ¨Lili paso horas haciendo un dibujo¨. Mamá me miró de forma burlona, dándole riendas sueltas a sus carcajadas. Al terminar sus punzantes expresiones, papá exclamo…Aura…
Sentí como mi alegre semblante cambio para triste.


martes, 9 de julio de 2013

MI GUARDAESPALDA

Con dieciséis años, mi padre quien era jurista me participó con gesto de complacencia que sería su asistente.
Mi primer trabajo, mi primer día como su ayudante, fue muy emocionante para mí joven y agitado corazón. Su despacho estaba ubicado en el mismísimo centro de Maracaibo, justo detrás del Banco Holandés.
Me trasladé al sitio en taxi, también fue mi primera vez, otra emoción más para mi hinchado corazón.
Mi escritorio estaba ubicado en el Hall del primer piso, ¡Qué regio!, de fina madera caoba oscuro, caminé lentamente hacia éste, el andar se me hizo lento como los pasos pasmosos de mi abuela Dalia de 110 años de edad. El camino se me hizo largo como los sueños nunca encontrados, los sentimientos brotaban a piel. Que emoción tan divina e inocente mi Dios.
Al sentarme, la silla que aguardaba por mí, me sentí tan frágil y bella como la “Emperatriz Sisi”, tan emocionada como cuando escucho “El Bolero de Ravel”, echada sobre una densa nube, todo veía y sentía lentamente, Oh! como anhelo regresen esas sensaciones llenas de sentimientos que nunca volverán.
Mientras revisaba la agenda del día, alguien abrió la puerta, inmediatamente mejore mi postura, dibuje una sonrisa en mis labios invitando acercarse. Era el Sr. Alejandro, amigo de papá, compañero inseparable del partido comunista.
El saludo fue breve, concluyó: ADile al Dr. Juan Darío que regreso más tarde.
Dieron las tres de la tarde, al salir a la calle para tomar el camino de regreso lo pude ver, era el Sr Alejandro, se encontraba parado en la acera de la esquina, me miró y  saludó con la palma de su mano.
Al llegar a mi casa, lo vi de nuevo caminando apresurad amente, encogiendo su cuello para esconderse.
Esos encuentros se repetían a diario, nunca le presté importancia, ya que era el amigo inseparable de papá y lo veía a diario en mi casa, en las citas clandestinas del partido. Recuerdo los ceniceros embarrados de cenizas y chicotes de cigarrillos, tazas con sorbos de café tinto, el humo alrededor de ellos y el murmullo de sus conversaciones y discusiones, jamás escuche un grito, eran reuniones tan misteriosas y agradables para mí, amaba todo lo que hacia mi padre.
Transcurrían los meses, los años, y los encuentros fueron siendo más frecuentes, al punto que me tropezaba con él en los pasillos de mi facultad,  Economía. Lo llegué a querer en silencio, los ojos de mi alma aprendieron a distinguir su silueta a gran distancia.

El Sr. Alejandro era mi duende siempre presente, mi sombra humilde, risueña, triste,  de hambre, de sueño, de desesperanza, mi sombra sudada de lento y pausado andar.
Durante años me acostumbré a verlo alrededor de mí. Siempre me miraba  fijo a los ojos, con ellos me hablaba diciéndome “aquí estoy, pero no puedo decir por qué”.
Con el transitar de los años y estando en el tercer año de mi carrera universitaria su presencia se fue ausentando, deje de ver con menor frecuencia su eterna triste sonrisa, hasta que se desvaneció entre las oscuras nubes olvidadas.
La última vez que lo vi fue en el año 2001, en el cuarto piso de la Alcaldía de Maracaibo, como siempre esbozó su triste y ya cansada sonrisa sin pronunciar palabras. Sentí emoción y dolor a la vez, lo abrace, él prosiguió su camino.
En el año 2010, estando en una celebración familiar en casa de mis padres, mi madre me explicó que el Sr. Alejandro era mi guardaespaldas contratado por papá.


Derrame a escondidas lágrimas torrenciales de profunda confusión, sentí que un inmenso calor interno quemaba todo mi interior, y ya papá no estaba para agradecerle ser “tan cuidada de cerca” y ya el Sr. Alejandro no estaba, para agradecerle su bendita presencia, mi ángel de triste sonrisa que me hacía sentir como una flor en invierno. Única.












lunes, 1 de julio de 2013

TANGO-PASION

ALEJANDRO



Ay  criatura mía te sentí cuando llegaste a mí

Luz de brillo encendió mis pupilas bailarinas

El cuerpo se fue hinchando hablándome de ti

Jubilo y algarabía revolotearon mi corazón cual bambalinas

Anclaste tu ser dentro de mi y fui  ¡¡ tan feliz ¡¡

Nadabas en mis aguas, tus aguas, nuestras aguas, de ti y de mí

Dormías placido reposando el alimento que ingerí para ti

Retoño de dulces placeres, eres tan especial para mí

Otros días así quisiera tener para sentir que me quieres como yo a ti


miércoles, 15 de mayo de 2013

LA ROPITA



Que felicidad, te amo, te quiero y nunca te dejaré, porque eres de mí. Si así me sentí una mañana fresca y florida, ya tenía nueve meses de embarazada, y el se movía y  sonreía dentro de mí. 

Compre unos botines de los mas lindos colores, bordados con manos de oro, esos pasitos eran para mi el más grande tesoro. También escogí esas siete camisetas, suaves, finas, que guardan las más tiernas caricias, camisetas de la semana: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, todas ellas me las lleve conmigo.

Llegue a mi hogar, estaba toda resplandeciente de dulce ternura, con profunda felicidad, mi niña interior flotaba de placidez, mostraba su belleza y me susurraba creativas melodías de Bache, ella me hacia feliz.

Eran solo unos botines y  siete camisetas que cubrirían y  mostrarían  a la misma vez  su pechito y  pies de nácar rosado, suave como el algodón, con olor a dios. Era la primera ropita que le compre a mi bebe.

Las guarde en su armario y allí dentro  de su gaveta las vi brillar como los luceros y con la magia de mi mirada las rocié de miel y caramelo.

Cuando salía de la habitación escuche el tras, tras, tras, era el sonido de  la puerta, ¡el papá  llegó¡ apresurada saque la ropita de la gaveta, como niña pobre con su primer juguete, le mostré mis ilusiones de colores pasteles.

Abrió su fría y rígida boca vomitando palabras sucias, palabras feas, palabras incomprensibles  “En esas vergas es que gastáis el dinero”.



Sentí que una daga me atravesó el cuerpo, el dolor y la ira se apoderaron de mí, destruí la ropita, me desplome en el piso y llore de sentimiento como lo hace una hija cuando pierde a su padre.

La luna ya se había escondido entre la brisa de las densas nubes del paraíso, cuando de pronto mi criatura comenzó a moverse dentro de mí, ese lento y divino movimiento me produjo más la alegría de vivir.

Levante mi mano para entrelazarla con la del papa, suavemente la coloque sobre la vida que anidaba dentro de mi, le murmure, toca y siente como se mueve; bruscamente retiro su regordeta mano y exclamo: "No, yo no soy médico". Dio media vuelta quedando de espaldas a mi.

                         

jueves, 11 de abril de 2013

LA NIÑA SOLA ESTA



Junto a ella mi eterna melancolía, jugaba escondida entre las nubes de rostros risueños, volando en lo alto tan alto, que bella es la inmensidad. Subir y volar, volar y subir hacia el infinito, ellas me abrazan con dulce ternura y piedad, mi alma bailaba y cantaba derrochando felicidad más siempre arropada por la bendita soledad, una vez más la niña perdida esta.

Esos tus ojos de perpetua tristeza, brillan como los luceros siguiendo el sendero de la oscuridad, hablan por tus labios, no pronuncian palabras, están sellados, moribundos por la burla y la crueldad del alma maternal que no sabe amar.

Esos tus ojos que siempre han llorado de verdad, cual cascadas lágrimas torrenciales, cuando la niña interpreta en sus juegos a la viuda de Mambrú se fue a la guerra y ya nunca volverá dore mi dore fa ya nunca vendrá.

El dolor se asoma por la ventana de sus ojos, cuando la niña de papá y mamá es castigada en realidad por la amiga Beatriz que hacía las veces de mamá, y su hermanita que interpretaba al papá, en sus juegos de la infancia ya ida.

martes, 2 de abril de 2013

DESAZÓN




DESAZÓN
Compartíamos felices una fiesta familiar en casa de tío Fanfan. Mi hermana Dalia Rosa, lucia preciosa con su traje tul color rosa, de rizos dorados, serena sonrisa, su mirada mostraba al mundo con todos sus colores.
Dalita Parra mi prima hermana ya adolescente, era tan bella como la virgen, jugueteaba y bailaba al son de las panderetas.   
Vanesa, resplandecía  como un lucero iluminando al ángel de la sonrisa.
Mis primos hermanos, Eliezer, Pluvio, Dilio, Dahil, Duida, todos con nombres  todopoderosos, ellos bendecidos por Dios que los hizo tan hermosos por dentro y por fuera, se divertían, pero Juan Carlos no estaba con ellos.
Mi madre sensualmente vestía un traje azul pintado de rosas de todos los matices, armonizando con sus labios carnosos.
Con su triste sonrisa, servía en su favorito plató florido sus exquisitas albóndigas. Le pregunte
¿Dónde está Juan Carlos ?. Ella con su fría mirada dibujo su cínica sonrisa, me susurro al oído “aquí lo tienes come”.
¡Quede sin respiración!.. me sentía ahogada. Ella sonreía y yo ya no vivía.
Trate de huir, pero estaba tan torcida y sufrí una metamorfosis al convertirme en caracol, ya no tenía pies, tampoco podía ni  rodar.
Gritaba sin cesar dentro del cascarón y en cada grito a mi hermano por su nombre quería llamar.
El sonido de gritos, esos gritos tan estruendosos, lograron despertarme.




 

jueves, 7 de marzo de 2013

zarandeo

Chavez


Lo más grande que ha parido mi madre Venezuela a sido Hugo CHávez, sus manos acariciaron nuestra Bandera pisoteada, levantando la autoestima y la victoria de Venezuela y su gente humillada, eso ha sido lo más grande que la tristeza de su propia muerte.

martes, 26 de febrero de 2013

EL ZARANDEO


Un día después del almuerzo, él se dirigió a su habitación para descansar.

Yo conduje mi vehículo hacia la casa donde pronto nos mudaríamos. Esa tarde me dispuse limpiar los ventanales de la sala, al finalizar subí al piso para acostarme, no me sentía bien, algo andaba mal con mi salud.

Con mi pie desnudo sobre la puerta del ropero al empujar hacia mover la hamaca,
sobre la cual apaciblemente descansaba. La sensación era tan divina que pronto quede vencida, a la vez que susurraba:
Aserrín!
¡ Asearán
Los maderos de San Juan,
Piden queso, piden pan,
Los de Roque
Alfandoque,
Los de Raquee
Alfeñique
¡Los de triqui, trique, tran!.( Poema de José Asunción Silva).

Pronto la situación era confusa, en medio de la quietud había ruido, sentía que mientras mi cuerpo gozaba el placer del descanso, el ruido hacia abandonar mi inconsciencia, la repentina agitación me hizo despertar.

Lo vi.

Él gritaba a la vez que sacudía la hamaca donde estaba acostada, la zarandeó tan fuerte que caí al piso.

Él: -Para eso viene aquí. A dormir.
-Ponte a limpiar, trabaja!


COMENTARIOS
Un mes después me operaron de emergencia tenia Nic II.

He estado furiosa conmigo misma, por no haberme amado a mi misma, la peor herida la he causado yo, al haber permitido que otros la causen.
Merezco recibir el amor que fluye de mi para mi, así amar a otros y permitirme ser amada.

"Sueños efímeros bordean al
Océano torneando su oleaje
Kaki
Retumbando en mi mente
Agradecida y entumecida aquí
Tienes mi cuerpo inerte que agradece la vida" Dilida.Lili
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