Acrosticos, poemas,historias cortas y sorprendentes y más... Solo por hoy :)
viernes, 20 de septiembre de 2013
martes, 10 de septiembre de 2013
tan frágil
A hermosa se
trasformaba mi madre, cuando se sentaba a coser mi vestido de “Primera Comunión”, blanco como el alma de los
pájaros, blanco como la leche maternal que alimenta en salud a la humanidad que
sabe amar.
Colocaba su
blanco y delgado pie sobre el pedal de su máquina de coser Synger, la aguja
ese su corazón, corría enlazando
sus sueños como el encuentro con el Padre Celestial. Observaba y me hacia
invisible, flotaba en el espacio, iba y venía, así de pronto desaparecía.
Los días transcurrían
y no lograba el sueño conciliar. Solo
añoraba ese momento en el cual todo mi cuerpo virginal sería cubierto con el éxtasis
viscoso en forma de traje de mujer.
La espera era
inmensa, será que nunca la costura iba a
terminar, ¿Cuándo con el mi cuerpo cubriré?
Gruí, gruí,
suena el motor de la maquina synger de mi madre.
Gruí, gruí y la aguja corre, el hilo dibuja un vestido fino, de brillante seda
de papel. Gruí, gruí ese sonido rápido, seguido, desbocado, que
corre a gritos sobre el papel adolorido, en un penetrar forzoso rompe el hilo,
ella suelta la tela, doy un paso hacia adelante, toma desquiciada la tijera y ella
enfurecida me corta como si fuese de tela.
Siempre la quise
evitar y así lograba volar, siempre lo pude muchas veces lograr, subir, flotar
hacia el infinito, me perdía así mi alma se sentía protegida.
Llegó el gran
día, era tal mi alegría que me sintiá muy grande, transparente, la bella niña mujer,
cubierta de rosas blancas. Si era gigante como la esperanza, del tamaño de los
sentimientos.
Arrodillada en
el último puesto de la iglesia a todos mis compañeros como ángeles pude ver,
pero yo ese día era la gran y más bella mujer, que a Dios conmigo quería tener.
No hubo
festejo, nada, a solas en el callejón de casa, mi tristeza no podía entender.
martes, 6 de agosto de 2013
EL PILAR
Cuando mi papá me llevo por primera vez al colegio me
sentía extraña, asustada sin sabiduría, siempre me percibía así.
Caminamos y caminamos y así al colegio llegamos, este
era semejante a un monasterio, grande e imponerte como la altivez de los
caballos que patean cuando caen en lo profundo del hoyo, se levantan, cabalgan erguidos
y libres su sendero.
Salió a nuestro encuentro una virtuosa monja de
sonrisa bondadosa, rostro redondo y rosado. Dulcemente me tomo de la mano y
condujo a un salón de clases, me dio papel, lápiz y muchos creyones de los mas
bellos colores, no hubo intercambio de palabras en ningún momento, solo
intercambio de fijas miradas, la ausencia de sonidos era abismal, cerrando la
puerta me dejo sola en el lugar.
Pinte un majestuoso mar azul furioso, su oleaje
bailaba y giraba al compás de la música de aves sonora enfiladas en el infinito
cielo celestial. Perdida y tan sola como ese sentimiento de aislamiento y
desamparo pinte un barco blanco en medio de ese mar en su triste soledad.
Se acababan las horas mientras dibujaba lo que era mi
imaginaria evaluación. Oí de cerca las voces de papá y la monja, entraron al
salón de clases.
Papá: Lili ya nos vamos.
Monja: Hasta mañana Dilida.
Lili: Me despedí con la mirada embobada.
Al llegar a la casa, papá le comenta a mi madre. ¨Lili
paso horas haciendo un dibujo¨. Mamá me miró de forma burlona, dándole riendas
sueltas a sus carcajadas. Al terminar sus punzantes expresiones, papá
exclamo…Aura…
Sentí como mi alegre semblante cambio para triste.
miércoles, 17 de julio de 2013
martes, 9 de julio de 2013
MI GUARDAESPALDA
Con
dieciséis años, mi padre quien era jurista me participó con gesto de
complacencia que sería su asistente.
Mi primer
trabajo, mi primer día como su ayudante, fue muy emocionante para mí joven y
agitado corazón. Su despacho estaba ubicado en el mismísimo centro de
Maracaibo, justo detrás del Banco Holandés.
Me
trasladé al sitio en taxi, también fue mi primera vez, otra emoción más para mi
hinchado corazón.
Mi
escritorio estaba ubicado en el Hall del primer piso, ¡Qué regio!, de fina
madera caoba oscuro, caminé lentamente hacia éste, el andar se me hizo lento
como los pasos pasmosos de mi abuela Dalia de 110 años de edad. El camino se me
hizo largo como los sueños nunca encontrados, los sentimientos brotaban a piel.
Que emoción tan divina e inocente mi Dios.
Al
sentarme, la silla que aguardaba por mí, me sentí tan frágil y bella como la
“Emperatriz Sisi”, tan emocionada como cuando escucho “El Bolero de Ravel”, echada sobre una densa nube, todo veía y sentía lentamente, Oh! como anhelo
regresen esas sensaciones llenas de sentimientos que nunca volverán.
Mientras
revisaba la agenda del día, alguien abrió la puerta, inmediatamente mejore mi
postura, dibuje una sonrisa en mis labios invitando acercarse. Era el Sr.
Alejandro, amigo de papá, compañero inseparable del partido comunista.
El saludo
fue breve, concluyó: ADile al Dr. Juan Darío que regreso más tarde.
Dieron
las tres de la tarde, al salir a la calle para tomar el camino de regreso lo
pude ver, era el Sr Alejandro, se encontraba parado en la acera de la esquina,
me miró y saludó con la palma de su mano.
Al llegar
a mi casa, lo vi de nuevo caminando apresurad amente, encogiendo su cuello para
esconderse.
Esos
encuentros se repetían a diario, nunca le presté importancia, ya que era el
amigo inseparable de papá y lo veía a diario en mi casa, en las citas
clandestinas del partido. Recuerdo los ceniceros embarrados de cenizas y
chicotes de cigarrillos, tazas con sorbos de café tinto, el humo alrededor de
ellos y el murmullo de sus conversaciones y discusiones, jamás escuche un
grito, eran reuniones tan misteriosas y agradables para mí, amaba todo lo que
hacia mi padre.
Transcurrían
los meses, los años, y los encuentros fueron siendo más frecuentes, al punto
que me tropezaba con él en los pasillos de mi facultad, Economía. Lo llegué
a querer en silencio, los ojos de mi alma aprendieron a distinguir su silueta a
gran distancia.
El Sr.
Alejandro era mi duende siempre presente, mi sombra humilde, risueña, triste,
de hambre, de sueño, de desesperanza, mi sombra sudada de lento y pausado
andar.
Durante
años me acostumbré a verlo alrededor de mí. Siempre me miraba fijo a los
ojos, con ellos me hablaba diciéndome “aquí estoy, pero no puedo decir por qué”.
Con el
transitar de los años y estando en el tercer año de mi carrera universitaria su
presencia se fue ausentando, deje de ver con menor frecuencia su eterna triste
sonrisa, hasta que se desvaneció entre las oscuras nubes olvidadas.
La última
vez que lo vi fue en el año 2001, en el cuarto piso de la Alcaldía de
Maracaibo, como siempre esbozó su triste y ya cansada sonrisa sin pronunciar
palabras. Sentí emoción y dolor a la vez, lo abrace, él prosiguió su camino.
En el año
2010, estando en una celebración familiar en casa de mis padres, mi madre me
explicó que el Sr. Alejandro era mi guardaespaldas contratado por papá.
Derrame a
escondidas lágrimas torrenciales de profunda confusión, sentí que un inmenso
calor interno quemaba todo mi interior, y ya papá no estaba para agradecerle
ser “tan cuidada de cerca” y ya el Sr. Alejandro no estaba, para agradecerle su
bendita presencia, mi ángel de triste sonrisa que me hacía sentir como una flor
en invierno. Única.
lunes, 1 de julio de 2013
ALEJANDRO
Ay criatura mía te
sentí cuando llegaste a mí
Luz de brillo encendió mis pupilas bailarinas
El cuerpo se fue hinchando hablándome de ti
Jubilo y algarabía revolotearon mi corazón cual bambalinas
Anclaste tu ser dentro de mi y fui ¡¡ tan feliz ¡¡
Nadabas en mis aguas, tus aguas, nuestras aguas, de ti y
de mí
Dormías placido reposando el alimento que ingerí para ti
Retoño de dulces placeres, eres tan especial para mí
Otros días así quisiera tener para sentir que me quieres
como yo a ti
sábado, 1 de junio de 2013
miércoles, 15 de mayo de 2013
LA ROPITA
Que felicidad, te amo, te quiero y nunca te dejaré,
porque eres de mí. Si así me sentí una mañana fresca y florida, ya tenía nueve
meses de embarazada, y el se movía y sonreía dentro de mí.
Compre unos botines de los mas lindos colores, bordados
con manos de oro, esos pasitos eran para mi el más grande tesoro. También
escogí esas siete camisetas, suaves, finas, que guardan las más tiernas caricias, camisetas de la semana: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y
domingo, todas ellas me las lleve conmigo.
Llegue a mi hogar, estaba toda resplandeciente de
dulce ternura, con profunda felicidad, mi niña interior flotaba de placidez,
mostraba su belleza y me susurraba creativas melodías de Bache, ella me hacia
feliz.
Eran solo unos botines y siete camisetas que
cubrirían y mostrarían a la misma vez su pechito y pies de nácar rosado, suave como el
algodón, con olor a dios. Era la primera ropita que le compre a mi bebe.
Las guarde en su armario y allí dentro de su gaveta las vi brillar como los luceros
y con la magia de mi mirada las rocié de miel y caramelo.
Cuando salía de la habitación escuche el tras, tras,
tras, era el sonido de la puerta, ¡el
papá llegó¡ apresurada saque la ropita de la gaveta, como niña
pobre con su primer juguete, le mostré mis ilusiones de colores
pasteles.
Abrió su fría y rígida boca vomitando palabras sucias,
palabras feas, palabras incomprensibles “En esas vergas es que gastáis el dinero”.
Sentí que una daga me atravesó el cuerpo, el dolor y
la ira se apoderaron de mí, destruí la ropita, me desplome en el piso y llore de
sentimiento como lo hace una hija cuando pierde a su padre.
La luna ya se había escondido entre la brisa de las densas nubes del paraíso, cuando de pronto mi criatura comenzó a moverse dentro de mí, ese lento y divino movimiento me produjo más la alegría de vivir.
Levante mi mano para entrelazarla con la del papa, suavemente la coloque sobre la vida que anidaba dentro de mi, le murmure, toca y siente como se mueve; bruscamente retiro su regordeta mano y exclamo: "No, yo no soy médico". Dio media vuelta quedando de espaldas a mi.
La luna ya se había escondido entre la brisa de las densas nubes del paraíso, cuando de pronto mi criatura comenzó a moverse dentro de mí, ese lento y divino movimiento me produjo más la alegría de vivir.
Levante mi mano para entrelazarla con la del papa, suavemente la coloque sobre la vida que anidaba dentro de mi, le murmure, toca y siente como se mueve; bruscamente retiro su regordeta mano y exclamo: "No, yo no soy médico". Dio media vuelta quedando de espaldas a mi.
jueves, 11 de abril de 2013
LA NIÑA SOLA ESTA
Junto a ella mi eterna melancolía, jugaba escondida entre las nubes de rostros risueños, volando en lo alto tan alto, que bella es la inmensidad. Subir y volar, volar y subir hacia el infinito, ellas me abrazan con dulce ternura y piedad, mi alma bailaba y cantaba derrochando felicidad más siempre arropada por la bendita soledad, una vez más la niña perdida esta.
Esos tus ojos de perpetua tristeza, brillan como los luceros siguiendo el sendero de la oscuridad, hablan por tus labios, no pronuncian palabras, están sellados, moribundos por la burla y la crueldad del alma maternal que no sabe amar.
Esos tus ojos que siempre han llorado de verdad, cual cascadas lágrimas torrenciales, cuando la niña interpreta en sus juegos a la viuda de Mambrú se fue a la guerra y ya nunca volverá dore mi dore fa ya nunca vendrá.
El dolor se asoma por la ventana de sus ojos, cuando la niña de papá y mamá es castigada en realidad por la amiga Beatriz que hacía las veces de mamá, y su hermanita que interpretaba al papá, en sus juegos de la infancia ya ida.
martes, 2 de abril de 2013
DESAZÓN
DESAZÓN
Compartíamos felices una fiesta familiar en casa de tío
Fanfan. Mi hermana Dalia Rosa, lucia preciosa con su traje tul color rosa, de
rizos dorados, serena sonrisa, su mirada mostraba al mundo con todos sus
colores.
Dalita Parra mi prima hermana ya adolescente, era tan bella
como la virgen, jugueteaba y bailaba al son de las panderetas.
Vanesa, resplandecía como un lucero iluminando al ángel de la
sonrisa.
Mis primos hermanos, Eliezer, Pluvio, Dilio, Dahil, Duida,
todos con nombres todopoderosos, ellos
bendecidos por Dios que los hizo tan hermosos por dentro y por fuera, se divertían,
pero Juan Carlos no estaba con ellos.
Mi madre sensualmente vestía un traje azul pintado de rosas
de todos los matices, armonizando con sus labios carnosos.
Con su triste sonrisa, servía en su favorito plató florido
sus exquisitas albóndigas. Le pregunte
¿Dónde está Juan Carlos ?. Ella con su fría mirada dibujo
su cínica sonrisa, me susurro al oído “aquí lo tienes come”.
¡Quede sin respiración!.. me sentía ahogada. Ella sonreía y
yo ya no vivía.
Trate de huir, pero estaba tan torcida y sufrí una
metamorfosis al convertirme en caracol, ya no tenía pies, tampoco podía ni rodar.
Gritaba sin cesar dentro del cascarón y en cada grito a mi
hermano por su nombre quería llamar.
El sonido de gritos, esos gritos tan estruendosos, lograron
despertarme.
martes, 12 de marzo de 2013
dilidaparra es acrosticos y mas: Chavez
dilidaparra es acrosticos y mas: Chavez: Dilida Parra Lo más grande que ha parido mi madre Venezuela a sido...
jueves, 7 de marzo de 2013
Chavez
martes, 26 de febrero de 2013
EL ZARANDEO
Un día después del almuerzo, él se dirigió a su habitación para descansar.
Yo conduje mi vehículo hacia la casa donde pronto nos mudaríamos. Esa tarde me dispuse limpiar los ventanales de la sala, al finalizar subí al piso para acostarme, no me sentía bien, algo andaba mal con mi salud.
Con mi pie desnudo sobre la puerta del ropero al empujar hacia mover la hamaca,
sobre la cual apaciblemente descansaba. La sensación era tan divina que pronto quede vencida, a la vez que susurraba:
Aserrín!
¡ Asearán
Los maderos de San Juan,
Piden queso, piden pan,
Los de Roque
Alfandoque,
Los de Raquee
Alfeñique
¡Los de triqui, trique, tran!.( Poema de José Asunción Silva).
Pronto la situación era confusa, en medio de la quietud había ruido, sentía que mientras mi cuerpo gozaba el placer del descanso, el ruido hacia abandonar mi inconsciencia, la repentina agitación me hizo despertar.
Lo vi.
Él gritaba a la vez que sacudía la hamaca donde estaba acostada, la zarandeó tan fuerte que caí al piso.
Él: -Para eso viene aquí. A dormir.
-Ponte a limpiar, trabaja!
COMENTARIOS
0EDITAR HISTORIA
Un mes después me operaron de emergencia tenia Nic II.
He estado furiosa conmigo misma, por no haberme amado a mi misma, la peor herida la he causado yo, al haber permitido que otros la causen.
Merezco recibir el amor que fluye de mi para mi, así amar a otros y permitirme ser amada.
"Sueños efímeros bordean al
Océano torneando su oleaje
Kaki
Retumbando en mi mente
Agradecida y entumecida aquí
Tienes mi cuerpo inerte que agradece la vida" Dilida.Lili
Suscribirse a:
Entradas (Atom)