Sólo con una imagen soñé, atónita quedé, al ver como me caía encima
una puerta grande que se movía, la misma se borraba, he iba apareciendo
automáticamente otra imagen en forma de cerradura, la cual giraba igual
a las agujas de un reloj.
El sueño se detuvo.
Ya consciente recordé, a la llave dos vuelta no gire. Sentí un tiro
que me sentó en la cama, me levante, baje corriendo las escaleras,
prendí mi camioneta y arranque.
Llegue, trate de abrir las rejas del preescolar, no tenia las llaves
en la mano. Apresuradamente me dirigí al vehículo para buscarlas,
esté estaba cerrado con las llaves dentro.
Impotente me recosté en la camioneta, la calle no tenia alumbrado
eléctrico, todo estaba muy oscuro. De repente me cegaron las luces
encendidas de un vehículo que se acercaba a gran velocidad. Justo en ese
instante advertí que estaba descalza, sin ropa interior, con una prenda
de dormir transparente, corta, con un gran escote en forma de V.
Me lance al piso, cerré los ojos con todas mis fuerzas, permanecí
debajo del vehículo por unos instantes, tan eternos. Mí pobre corazón
sollozaba desconsolado de tanta incertidumbre.
Cuando el silencio y la quietud de la noche regreso, como una
serpiente inválida logre arrastrarme hacia fuera, salí del escondite
cubierta de mugre.
Me acerque de nuevo hacia la reja, presione el timbre largo rato, a
vez que observaba la inmensa oscuridad del ambienté, abrigando la
esperanza de ver la figura impávida del vigilante, abriendo esa puerta.
Todo era en vano, decidí avanzar hacia la reja del garaje, donde se
encontraba ubicada la garita, aposento del vigilante. Lo llame a gritos…
Todo seguía igual, era lo mismo.
Una calle oscura.
Un preescolar cerrado.
Un vehículo atrancado.
Un vigilante durmiendo.
Una mujer casi desnuda.
Era luna nueva.
El temblor me sacudía hasta los pies, mi corazón comenzó a enfermar.
Casi moribunda, decidí pegarme a la larga pared, deslizándome
lentamente, dando la impresión de ser imágenes pintadas en ella. Pude
llegar a la casa de la esquina, donde aun vive mi amiga.
Solo la llame dos veces, Nubia, Nubia.
Regocijada, la vi salir con los ojos casi cerrados ¡fue mi salvación¡
Nubia: Mujer ¿Qué haces a estas horas y con esa facha?
Yo: No se, préstame un vestido.
Nubia: Si, si.
Cuando regreso con el vestido y las pantuflas, le relate todo.
Yo: Soñé que dejé abierta la puerta de la dirección, no se como
llegue hasta aquí, mírame como ando, dejé las llaves de la camioneta
dentro, no puedo entrar en el preescolar, ni tampoco regresar a mi casa,
ayúdame por favor.
Ella inmediatamente entro de nuevo a su casa, trajo un palo de
escoba, con el mismo golpeamos con dificultad la puerta de la garita,
hasta que salio el vigilante y nos abrió.
Entramos, ella me acompaño hasta la dirección, su andar era pausado,
durante el largo trayecto me acorralo a preguntas, la mirada de sus ojos
eran acusadores, sus labios dibujaban una cínica sonrisa, volteaba su
cabeza hacia atrás una y otra vez, observando al vigilante.
Aún estaba muy asustada, él todas las noches antes de llegar a
nuestro hogar, solía supervisar las instalaciones del preescolar, al
percatarse de tal descuido se iba a enojar, me iba a comer a gritos, me
humillaría ante ellos,
Eso no sucedió, debido a que David le relato " ... y que la policía se acababa de ir y no lograron apresar a los ladrones".