sábado, 19 de enero de 2013

LATA CON PUYAS

 LATA CON PUYAS 10 Visitas | Publicado 7 días atrás Dilida Parra                                               Íbamos a la escuela, ubicada a cuatro cuadras de la casa. Al salir tomaba de la manita a mi hermana y con la otra cargaba los dos bultos escolares, el de ella y el mío. Solíamos atravesar la calle corriendo, luego caminábamos una cuadra pequeña, al llegar a la esquina me daba escalofríos, en dicha esquina había un terreno enmontado, se murmuraba que allí vivía un hombre desnudo. Culminaba el periodo escolar, hasta el momento todo andaba bien. Esa tarde regresábamos a la casa en compañía de Toñita, caminamos muy confiadas y felices, era el último día de clases. Repentinamente escuchamos el crujir de las hojas secas, vimos al hombre desnudo, tenía el pelo largo y muy enredado, flaco, y sin pene. Se aposto de frente con las manos extendidas, los pies separados, abrió muy grande su boca sin emitir ruido alguno. Quedé aterrada, mi corazón se agitó, atravesamos la avenida sin mirar a los lados, pasamos frente a nuestra casa, corrimos con mucha rapidez, hasta llegar a casa de Toñita. Nos ocultamos en el sótano, transcurrió toda la tarde y parte de la noche, mirábamos por la rendija para asegurarnos que el hombre desnudo no nos siguió. Progresivamente advertimos como abrieron la puerta, vi la figura embravecida de mi madre, el corazón se me paralizo, sentí como la sangre hirviendo corría por mi cuerpo, no podía articular palabra alguna. Llegue a la casa a fuerza de empujones. Como mi hermana se tiró al piso, la condujo arrastras hasta nuestra morada. Al llegar coloco en el piso una lata con muchos agujeros, con las puyas hacia afuera, me obligo arrodillarme sobre ellas. No recuerdo mas nada, no vi más a mi hermana.

1 comentario:

  1. Quienes nos maltratan pasan a ser nuestro poder superior. Mi progenitora fue mi poder superior por tiempo largo, hacia su voluntad por miedo al mal trato verbal y físico. Era una niña, los niños no tienen salida, no pueden elegir ni decidir.
    De esas experiencias obtenidas de abuso y negligencia a mis necesidades de niña fueron formando en mi actitudes y estilos de vida codepèndientes.
    Hoy soy responsable de mi misma y no estoy sola, dios es mi poder superior, esta aquí a mi lado, es mi fuente, mi guía hacia el cambio positivo.

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