EL COMPROMISO
Mamá tan creativa, solía confeccionar con glamour trajes de fiestas, siempre escogía el rosa
pálido para mi hermana Dalia y el celeste cielo claro para mi. Confeccionaba trajes para damas finas y adineradas de nuestra Maracaibo florida.
Siempre los seleccionaba agregándole un
toque personal, modelos distinguidos de
las revistas importadas que papá adquiría del Kiosco Zulia New.
Propiedad de la francesa de delgada y tenue sonrisa,
cabello corto color blanco violeta, de rostro redondo y cuerpo relleno. Ella
siempre canturreaba palabras en francés, mi padre se sentía complacido al
escucharla y respondía con rimas de los más hermosos lugares de la ciudad del amor y pasión. Conocía la ciudad como nadie
sin haber pisado suelo francés, era su sueño dorado, que lo cautivo y conoció a través de sus amigos los libros.
Fuimos invitados a una fiesta de compromiso, ella para
mi confecciono el más esplendoroso traje
de fondo celeste aminorado, estampado con flores lirios violeta bordeados a
color dorado brillante. Mangas a medias y ajustadas al antebrazo, traje tallado
a la cintura resaltando la juvenil esbeltez de mis primaverales años floridos,
cuya falda vaporosa a media pierna hacia resaltar los zapatillas doradas tornasol.
Me sentía única, diferente, como la emperatriz Sissi. No
se me permitía el maquillaje, me conducía con la mirada fija, revelando con mi
boca grande y sensual todo cuanto sentía.
Llegamos los tres, papa, mamá yo. Nos recibe el doctor
Armando Fuenmayor. Hombre de mediana edad, alto, pulcro, arrogante y apuesto.
Nos asignan una mesa cerca de la pista de baile, en esa misma mesa estaba
sentado el doctor Luzardo con su señora
y el simpático Juez Peñaranda, amigos de papá. Sentí sus miradas, eso me gusto, era una adolescente que sentía intensamente todo lo que
giraba a mi alrededor, me atraía la mirada de todos y plácidamente sonreía.
Comienza la música, se llena la pista de danzantes de
bailarines, el doctor Luzardo se levanta, se acerca, extiende su
mano, me invita al baile, solo danzamos una pieza ya que papá se aproximo hacia nosotros, tomo mi mano y
con su ceño fruncido concluimos el baile. Así mientras bailábamos sentía que era el hada de la noche.
Concluye la música, el Doctor Alejandro anuncia el compromiso de su hija.
¡Quede maravillada! cuando ella hace su entrada radiante de inmensa alegría, ¡ la reina de la noche ! la comprometida. Vestía traje rojo, de chifon el cual se pegaba a su esbelto cuerpo, mostrando la belleza de ser mujer. Ella bailaba con su novio, los pasos iban a la par de la música, dan muchas volteretas seguidas, unas tras otras, la pareja se eleva alto tan alto, entre giros y giros todo se torna un torbellino de inmensa pasión, su falda se levanta mostrando la desnudez de sus muslos largos, contorneados, ellos reían y reían de la magia que produce la alegría. Y yo quería ser ella.
En medio de mi evasión ¡Ay! del encantamiento y total emoción , se acerca el doctor Alejandro, me invita al baile, en el acto papá se levanta, toma mi mano, me conduce a la pista, allí con el ceño fruncido me dice: ¡Lili! si mis amigos te invitan a bailar diles NO. Me suelta bruscamente y me conduce de nuevo a la mesa asignada. En ese momento perdí la alegría del momento y sentía que mi alma me hacia en ese momento sufrir.
Observe de nuevo a la pareja enamorada, mientras bailaban, él suelta a su prometida, ella sale corriendo en llanto escondido, pero tan evidente.
No entendí nada, todo parecía una novela de Corrin Tellado.
También llore lágrimas torrenciales, les susurre a mis lágrimas, ¿porque? hay tanto tormento, dolor y desolación cuando se ama, ¿porque? el brillo de los luceros, la luna y las estrellas en medio del misterio de la oscura noche ante el abandono también se apaga.
Concluye la música, el Doctor Alejandro anuncia el compromiso de su hija.
¡Quede maravillada! cuando ella hace su entrada radiante de inmensa alegría, ¡ la reina de la noche ! la comprometida. Vestía traje rojo, de chifon el cual se pegaba a su esbelto cuerpo, mostrando la belleza de ser mujer. Ella bailaba con su novio, los pasos iban a la par de la música, dan muchas volteretas seguidas, unas tras otras, la pareja se eleva alto tan alto, entre giros y giros todo se torna un torbellino de inmensa pasión, su falda se levanta mostrando la desnudez de sus muslos largos, contorneados, ellos reían y reían de la magia que produce la alegría. Y yo quería ser ella.
En medio de mi evasión ¡Ay! del encantamiento y total emoción , se acerca el doctor Alejandro, me invita al baile, en el acto papá se levanta, toma mi mano, me conduce a la pista, allí con el ceño fruncido me dice: ¡Lili! si mis amigos te invitan a bailar diles NO. Me suelta bruscamente y me conduce de nuevo a la mesa asignada. En ese momento perdí la alegría del momento y sentía que mi alma me hacia en ese momento sufrir.
Observe de nuevo a la pareja enamorada, mientras bailaban, él suelta a su prometida, ella sale corriendo en llanto escondido, pero tan evidente.
No entendí nada, todo parecía una novela de Corrin Tellado.
También llore lágrimas torrenciales, les susurre a mis lágrimas, ¿porque? hay tanto tormento, dolor y desolación cuando se ama, ¿porque? el brillo de los luceros, la luna y las estrellas en medio del misterio de la oscura noche ante el abandono también se apaga.
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