viernes, 10 de octubre de 2014

EL COMPROMISO


Mamá tan creativa, solía confeccionar  con glamour trajes de fiestas, siempre escogía el rosa  pálido para mi hermana Dalia y el celeste cielo claro para mi. Confeccionaba trajes para damas finas y adineradas de nuestra Maracaibo florida. Siempre  los seleccionaba agregándole un toque personal, modelos distinguidos  de las revistas importadas que papá adquiría del Kiosco Zulia New.

Propiedad de la francesa de delgada y tenue sonrisa, cabello corto color blanco violeta, de rostro redondo y cuerpo relleno. Ella siempre canturreaba palabras en francés, mi padre se sentía complacido al escucharla y respondía con rimas de los más hermosos lugares de la ciudad del  amor y pasión. Conocía la ciudad como nadie sin haber pisado suelo francés, era su sueño dorado, que lo cautivo y conoció a través de sus amigos los libros.

Fuimos invitados a una fiesta de compromiso, ella para mi confecciono el más esplendoroso  traje de fondo celeste aminorado, estampado con flores lirios violeta bordeados a color dorado brillante. Mangas a medias y ajustadas al antebrazo, traje tallado a la cintura resaltando la juvenil esbeltez de mis primaverales años floridos, cuya falda vaporosa a media pierna hacia resaltar los zapatillas doradas tornasol.

Me sentía única, diferente, como la emperatriz Sissi. No se me permitía el maquillaje, me conducía con la mirada fija, revelando con mi boca grande y sensual todo cuanto sentía.

Llegamos los tres, papa, mamá yo. Nos recibe el doctor Armando Fuenmayor. Hombre de mediana edad, alto, pulcro, arrogante y apuesto. Nos asignan una mesa cerca de la pista de baile, en esa misma mesa estaba sentado el doctor Luzardo con su señora  y el simpático  Juez  Peñaranda, amigos de papá. Sentí sus miradas, eso me gusto, era una adolescente que sentía intensamente todo lo que giraba a mi alrededor, me atraía la mirada de todos y plácidamente sonreía.


Comienza la música, se llena la pista de danzantes de bailarines, el doctor Luzardo se levanta, se acerca, extiende su mano, me invita al baile, solo danzamos una pieza ya que papá se aproximo hacia nosotros, tomo mi mano y con su ceño fruncido concluimos el baile. Así mientras bailábamos sentía que era el hada de la noche.

Concluye la música, el Doctor Alejandro anuncia el compromiso de su hija.
¡Quede maravillada! cuando ella hace su entrada radiante de inmensa alegría, ¡ la reina de la noche ! la comprometida. Vestía traje rojo, de chifon el cual se pegaba a su esbelto cuerpo, mostrando la belleza de  ser mujer. Ella bailaba con su novio, los pasos iban a la par de la música, dan muchas volteretas seguidas, unas tras otras, la pareja se eleva alto tan alto, entre giros y giros todo se torna un torbellino de inmensa pasión, su falda se levanta mostrando la desnudez de sus muslos largos, contorneados, ellos reían y reían de la magia que produce la alegría. Y yo quería ser ella.

En medio de mi evasión ¡Ay! del encantamiento y total emoción , se acerca el doctor Alejandro, me invita al baile, en el acto papá se levanta, toma mi mano,  me conduce a la pista, allí con el ceño fruncido me dice: ¡Lili! si mis amigos te invitan a bailar diles  NO. Me suelta bruscamente y me conduce de nuevo a la mesa  asignada. En ese momento perdí la alegría del momento y sentía que mi alma me hacia en ese momento sufrir.

 Observe de nuevo a la pareja enamorada, mientras bailaban, él suelta a su prometida, ella sale corriendo en llanto escondido, pero tan evidente.

No entendí nada, todo parecía una novela de Corrin Tellado.

También llore lágrimas torrenciales, les susurre a mis lágrimas, ¿porque?  hay tanto tormento, dolor y desolación cuando se ama, ¿porqueel brillo de los luceros, la luna y las estrellas en medio del misterio de la oscura noche ante el abandono también se apaga.





 

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